El Desafío más Extremo

El de este año será sin duda recordado como el Desafío más duro de todos los realizados hasta ahora. 

En Medina de Rioseco comenzábamos la mañana con la carga de camiones y en cuanto terminamos, autocares y camiones recorrieron el camino entre meta y Alar del Rey. En la pequeña localidad palentina había diecinueve grados, cuando lo habitual es entre diez y catorce. 

Tras dar los últimos dorsales, a las diez y media de la mañana, tal como estaba previsto, se prendió la traca que precede a la salida de los participantes. 

El recorrido hasta Frómista se hizo en 15 minutos menos de lo habitual y tras el reagrupamiento se dio la salida de nuevo desde la iglesia románica de San Martín.

La segunda parte del recorrido comenzó con desfallecimientos en sólo diez kilómetros. En el kilómetro 80 fue necesaria la presencia del autocar escoba y de la ambulancia con un participante afectado por un golpe de calor, desde aquí en adelante un rosario de corredores abandonarían en los siguientes 14 kilómetros, que eran los que nos separaban del primer avituallamiento de fruta en el Museo del Canal en Villaumbrales. Allí también se produjeron numerosos abandonos y otros dos afectados por lipotimias fueros atendidos por los servicios de Cruz Roja.

Desde ese momento el ir y venir de furgonetas para cargar bicis y los viajes del autobús escoba de un punto a otro fueron continuos, los avituallamientos líquidos tuvieron que incrementarse y hubo  que multiplicar las labores de todos los voluntarios para poder atender las demandas médicas y logísticas que se amontonaban por momentos.

Desde meta a las siete de la tarde nos llamaban para preguntar dónde estaban los participantes, ya que en ediciones anteriores normalmente a esa hora ya ha entrado gran cantidad de ellos. Pero el calor era implacable y muy pocos fueron capaces de mantener un ritmo alto durante todo el camino. 

Si en años anteriores las caras de los participantes en meta eran de una mezcla de cansancio y alegría, en esta ocasión eran mayoritariamente de agotamiento extremo. Sobre las diez de la noche llegaron los últimos, cerrando una edición que será recordada por su climatología, en un día que podría haber sido perfectamente de pleno agosto.

Sobre el recorrido, decir que este año por primera vez hemos encontrado las sirgas segadas, lo que hacía más cómodo el paso y daba un aspecto más cuidado que en ediciones anteriores.

Un año más queremos reconocer la labor de nuestros voluntarios que se dejan la piel en los cruces, en los avituallamientos, en la meta, y cómo no, en la ruta pedaleando con vosotros. 

También, agradeceros a todos los participantes vuestro comportamiento durante toda la marcha y el enorme esfuerzo para realizarla en unas condiciones extremas que os han llevado al límite se vuestras fuerzas. 

Desde la organización queremos pedir disculpas a aquellos a los que no les llegó el agua en algún punto. Si en los primeros 60 kilómetros, fueron nuestras previsiones las que fallaron, en la segunda parte de la marcha, las urgencias médicas y la enorme cantidad de abandonos hasta ahora nunca vistos, hicieron que los refuerzos de agua, en algunos casos llegaran con retraso respecto a lo previsto.

Como siempre, podéis mandarnos vuestras críticas por mail o dejarlas en los comentarios para tenerlas en cuenta el próximo año, el cual esperamos sea un poco más benévolo climatológicamente.

Nos vemos en el Desafío 2020.